Cronica de un dia en la huelga


Rastros y rostros arman cada día la historia en los paraderos de la capital. Un lugar donde la vida y la muerte se dan cita para definir el destino de cada día.
Martes 30 de junio, 6 de la mañana. Lima, ciudad capital, despertó limpia de combis asesinas. La ausencia de estas se remarcaba en las carreteras limeñas. Gente angustiada espera en el paradero un trasporte que nunca llegará. Taxis pululan, como moscas alrededor de un plátano podrido, a su próximo pasajero.
José Carlos Machuca detiene su pequeño Tico de color amarillo cerca de la acera y baja la venta.


- Disculpe, a la Isil de la molía.
- 10 Luquitas. -Le responde él.
- 6 pe’ jefe, no sea malito esta aquí no más a 10 cuadras.
- Ya, ya, sube no más.


En la radio discuten el ministro de trasporte con el jefe del sindicato de taxis sobre la nueva ley de transito, cuando de la nada, una piedra del tamaño de una pelota de tenis impacta la luna frontal del carro. José Carlos, el chofer del taxi, para intempestivamente y sale en busca del revoltoso. El pasajero, que no tenía ganas de pelear, se mantiene inmóvil en su asiento, ajeno a todo problema.
En otra zona, mas lejos aún del accidente de José Carlos, me encuentro yo, un estudiante de Isil preocupado porque hoy no llegara temprano a clases. La pregunta que me formulo es: ¿Quién es el que tiene la culpa en todo este problema? ¿Los choferes de micro por no cumplir con las leyes? ¿O el gobierno con su nuevo reglamento?
El que los trasportista hayan dicho “hoy no trabajaremos” afecto a, más ni menos, 8 millones de personas, y 6 de ellas, por culpa de estos inadaptados al volante no se podrán juntar.
-¿Alo?
- Brother, creo que no llego.
- Pero por qué.
- no tengo Money, y esto de lo del paro me está fregando.
- tranquilo “Urban”, yo le digo al profe.
La de nunca acabar.

Quizás el verdadero problema es que carecemos de otros medios de trasporte. Lima está diseñada solamente para trasporte vehicular. No contamos con trenes o subterráneos. Dependiendo exclusivamente del micro o del bus. Es por esta causa que la informalidad puede aflorar entre tanto caos, papeletas nunca pagadas y sobornos diarios.
Pero fuero de todo, soy un amante de los viajes micro distritales, pasear por sus calles atestadas de gente y de tráfico, de policías corruptos, choferes honestos, y cobradores alienados.
Lima es como es y nunca cambiara.

Más lloronas que una nenita


El Día Martes 30, se realizo un paro. Claro que todos sabemos a qué se debe, y es a que los transportistas han sido unas nenitas en su otra vida. Engreídas, quejumbrosas y sobre todo lloronas. Ya que ponen reglas que saben que van a romper, hacen paro, perjudicándonos porque estamos entrando a finales, pero a ellos ni les importa.
Les contare mi historia el día del paro. Me levante y dije hoy es un gran día para estudiar (que mentira más grande =P), pensé hay paro, pero igual siempre hay uno que otro que te lleva. Al salir de mi casa no había ni un solo ¡”#%!”$ Micro, pensé estoy en problemas. Luego de un rato divise una combi salvadora, corrí con desesperación, sabía que era mi momento de subir y estar una vez más, recontra apretado mismo sardina.
Luego de bajarme en La Av. Javier Prado con rumbo a la molina volví a entrar en pánico, ya que no solo no pasaba combi, hacia ya 30min, sino que la única que paso estaba tan, pero tan llena que no entraba ni una sardina mas –ósea yo-. Dije ya que importa iré en taxi, comencé a preguntar (pensé: estaba relativamente cerca y no creo que me salga caro) y me di con la sorpresa que querían 10 soles, alegando que había mucho tráfico pe ¡VARON! Así que preferí esperar una combi lo que me sorprendió fue lo siguiente: encontré la combi. Subí estaba apretado. Incomodo. Con el sonido de la voz pashaje pashaje, le doy un sol y me dice el pasaje esta dos soles. Solté una risa que fue delirante (me reí en la cara del cobrador).
Le dije: encima que voy apretado, con olores extraños que inundan mi ser, tengo que pagarte dos soles ¡ARE U CRAZY NIGGA! No way. Obvio que luego de mi risa se molesto, no le pague. Le dije eres una nenita así que no me jodas.
Espero que igual con los paros que se vienen, nada cambie. A mi parecer está muy bien que se pongan reglas duras, ya que vivimos en un país lleno de desorden extremo.

MAÑOSOS EN LAS COMBIS

Encontramos enfermos en todos lados, especialmente en las combis. Comentando con varias chicas del tema, concluimos en que las combis son imanes de hombres enfermos. Entre estas chicas logré recolectar algunas de las historias que más me impresionaron. Así que cuidado chicas que los enfermos están al ataque.

Caso # 1

Este es un caso muy común en los que estos asquerosos aprovechan la situación para hacer de las suyas, sus víctimas de preferencia son escolares. Así que mucho cuidadito.

Lorena salió ese día a las 5 del colegio. Ese día tuvo recuperación de clases, y salió en hora punta. Las combis iban llenas, se acuerda que ninguna quería recoger a ella y sus amigas por llevar uniforme. Ese día tuvo Educación Física, estaba cansada y quería ir a descansar. Al fin una combi las recogió, estaba conversando con sus amigas, las 3 iban apretadas por la cantidad de gente que subía en cada paradero. Se bajaron sus dos amigas antes que ella. De pronto, mientras se agarraba del pasamano sintió que algo la rozaba, pensó al principio que era por el movimiento de la combi. Sin embargo siguió sintiendo y se incomodo. Volteó para ver quien estaba detrás de ella y era un hombre de 35 años aproximadamente sobandose contra ella. Empezó a gritarle y decirle asqueroso, y entre todos los pasajeros lo botaron de la combi por mañoso.


Caso # 2

Luciana subió en la mañana a la combi, consiguió asiento y empezó a leer el informe que iba a presentar ese día. La combi se fue llenando de a pocos, pero como ella tenía un largo trayecto por recorrer no se preocupo porque ya estaba sentada y para cuando llegue a su paradero la combi estaría más despejada. Faltaban 3 cuadras para llegar a su paradero, y sube un vendedor de chocolates “Cañonazo” ella se levantó de su asiento para acercarse a la puerta y bajar. Mientras bajaba no se percato que el vendedor bajaba detrás de ella, y cuando bajo sintió un palmazó en el trasero y un “Que rico culo mamita”
Logró tirarle un carterazo en la cabeza pero el hombre se fue corriendo y riendose.




Caso # 3

Carla subió a la famosa “S”. Era verano, y vestía un holgado pantalón y un polo manga cero. Iba a buscar a su amiga porque quedaron en ver películas juntas. Se sentó en los asientos de dos mirando todo el rato para su ventana. Sentía una penetrante mirada, a su lado derecho. Decidió no darle importancia porque pensaba que era uno de esos tantos mirones desagradables. Escuchaba música pensando en las cosas que tenía que hacer al día siguiente, hasta que se percato que estaba por llegar a su destino. Volteó a mirar a su lado derecho para ver cuantas cuadras faltaban aproximadamente, y se encontró con la imagen más fea de toda su vida. Un joven, de raza negra, tenía todo su miembro afuera y estaba masturbándose mientras la miraba. Se quedó helada, solo atinó a gritar ¡BAJO, BAJO! sentía que su cuerpo se había inmovilizado del susto. Saliendo a tropezones de la combi, logró gritarle ¡ASQUEROSO! tuvo mala suerte habían pocos pasajeros, y ninguno de ellos en los asientos detrás de Carla y el asqueroso.


Como estos casos hay miles y peores, por eso si ustedes son testigos de alguno de ellos hagan algo al respeto y no se hagan los de la vista gorda. Las mujeres no tenemos porqué pasar por esto cada vez que nos subimos a una combi. Es una falta de respeto que no nos merecemos. Puede que suene gracioso o algo pero piensen que sus madres, hermanas, enamoradas, novias, primas podrían pasar por lo mismo y no es bonito. Y para los asquerosos que hacen eso busquen un psicólogo, psiquiatra, porque están mal de la cabeza, no siento nada más que asco y desprecio por estos seres.

Historias de combis

Historias de combis
Combi: Nombre genérico con el que se llama, en el Perú, a un vehículo de transporte público más pequeño que el micro. Son camionetas rurales que invadieron Lima y el Perú hace más de 10 años. Hay de dos tipos: las combis en sí (que son muy pequeñas, como las peceras en México) y las coasters (que les llaman cústers, por la pronunciación, un poquito más grandes.
Cómo no hablar de este mundo tan peculiar, un mundo donde el espacio propio no es respetado, donde el lenguaje crea su propio código o pragmática, donde los sentidos deben ser autocensurados por el bienestar personal, donde la educación y los modales son olvidados, donde las grandes imitaciones de un CK ONE, Colors, Brut, entre otros son opacados por el popular Pacuso (Pata, culo y sobaco).El mundo del “Dentra dentra”, “pague con sencillo”, “pie derecho”, los “nadies” y los “haiga” sin dejar atrás el popular “habla vasss” y la combinación de números que solo comprenden los cobradores, los dateros y los choferes. Puedo entender un sales con 3 (eso es que la competencia paso hace 3 minutos) pero que es un 4, 1, 2 o un 3, 1, 1… La verdad que “desconozco mayormente”.En mi época de cachimba entendí lo que era un plomo (o sea yo) Dicese de la persona que sube más o menos por el primer paradero y baja casi al final… Y cuando pagas universitario eres un plomazo. Obviamente esto viene acompañado de la mirada matadora del chofer por el espejo retrovisor y del maltrato del cobrador.Oh! el cobrador puedo decir muchas cosas de este personaje, por ejemplo puedo enunciar algunas de sus características y/o requisitos para destacar en su profesión, por ejemplo:
Estatura máxima de 1.65 m. así entra sin problemas entre el escalón y la puerta corrediza.
Contar con la capacidad y habilidad de aguantar una, pero solo una uña larga y sucia.
Poseer un dominio fluido de la palabra, aunque no siempre la mejor dicción, para en menos de 15 segundos decir con 50 palabras, la ruta correspondiente.
Tener intenciones serias de tergiversar el lenguaje y/o reinventar palabras para facilitar su chamba.
Tener muy pocos modales en el trato, léase: escupir por la ventana, sonarse la nariz con dos dedos y limpiarse en el pantalón, gilearse a cuanta chica vea, usar la camisa que más huecos tenga y si está sucia mejor.
Poseer manos y dedos flexibles y diestros, no solo para controlar las monedas, sino para llamar a la gente y empujar al pasajero (a) por el brazo o la espalda al momento de subirlo, mientras la combi entra en marcha abruptamente.
Es que, realmente qué no he pasado con los cobradores, yo que aún no pierdo la esperanza que en algún momento me contesten el Buenos Días o el Gracias…creo que en los 12 años que vengo movilizándome en este transporte, solamente tres me han respondido amablemente, yo se que están cansados, agotados y de mal humor… pero un poco de cortesía y DESODORANTE no le vienen mal a nadie.Bueno creo que por hoy es suficiente de combis, afortunadamente hoy mi novio me va a transportar en su carro :D


Crazy combi


El nuevo juego de inventarte.com la esta rompiendo en facebook.com, convirtiendose en el juego más jugado en el Perú. aqui el link

http://www.crazycombi.com/

Personajes de combi

Este blog esta creado para todos aquellos mortales, que día a día, desde cualquier vitrina (chofer, cobrador, pasajero, peatón o simple espectador), nos topamos con una combi.Definamos a los personajes de nuestras historias- Combi: vehículo de transporte de pasajeros(?) que circula por las calles de Lima (y balnearios).- Chofer y Cobrador de Combi (reyes de la carretera -king's highway- quijote con sancho - reina con marador, botijas y chompiras), segun la cultura urbana, son los personajes principales de las historias que corren, pisan, paran, levantan, gilean, planchan, coimean, chinean y tienen otras nobles actitudes, para llevarnos en el menor tiempo posible a nuestro destino... porque, si salió tarde, no es culpa del chofer!.- Datero: informante del trafico, las batidas, las rutas alternativas y de todo lo que un despistado chofer necesite para sortear y lograr hacer el menor tiempo posible entre un lugar y otro. Conoce el principio de "la menor distancia entre dos puntos es la linea recta".- Jalador: llenador de combi, te sube vayas o no vayas, te indica gentilmente que la ruta de la combi, te deja "aquisito nomás" y luego reclama su porción de la llenada.- Jermita del chofer: Esa dulcinea que esta sentada al lado derecho del chofer y que se encarga, de cambiar la radio, poner el cassete (enganchado con el lapicero para que no salte de la casetera al primer bache), y logra que su noble caballero, nos lleve a nuestro paradero, desafiando todas las leyes de la gravedad... y la policía.- Pasajeros: mártires del transporte urbano que por una chinita o una luca, suben a estos símbolos de la modernidad urbana.- Espontáneos (como los de trampolín a la fama): vendedores, limosneros, cantantes, y todo aquel que por una moneda que no le hace rico a él ni pobre a ti, obtiene un beneficio, y sobretodo, entretiene tu viaje.Y para ti, que es una combi???... lleva, lleva!!!

Combi - Peru

No te he venido con las manos vacías


“Señores pasajeros, damas y caballeros, varón, señora, señorita, quien les habla es una joven madre/padre de familia que se gana la vida honradamente vendiendo este delicioso producto nacional para llevar el pan a la mesa de su hogar y así poder salir adelante con mis dos pequeños hijos. No me mires mal, levántame la moral, apóyame aunque sea con uno de estos deliciosos dulces. ¿Cuánto le vale? ¿Cuánto le cuesta? A dos por cincuenta o cinco por un sol”

Mas o menos así son los discursos que todos los peruanos escuchamos al subirnos a una combi. Creo que hablo por la mayoría, ¡¡¡ESTAMOS CANSADOS DE ESCUCHARLOS!!! No sólo porque son deprimentes, sino porque no tenemos que estar escuchando los problemas de otros cuando nosotros podemos apenas lidiar con los nuestros.
Sé que es un trabajo honrado el que hacen, y me imagino que debe ser muy agotador, como también resulta agotador pasar el tiempo escuchar el mismo discurso una y otra vez.
Ese discurso que parece que todos agarran de molde, cada vez resulta más deprimente en escucharlo, no sólo por el contenido (que siempre es devastador) sino por la forma como lo dicen (el tono, como si la voz les pesará para hablar), además de eso, se nota que ellos mismos están cansados de decir lo mismo porque ya ni pronuncian las palabras, no se les entiende NADA. Creo que por respeto a los pasajeros deberían tratar como mínimo de pronunciar, por lo menos para entender que es lo que venden o quieren, y no aparecer con voz de ultra tumba.
Además están los que salieron del Centro Victoria, Cedro, y la cárcel. ¿Qué pretenden, contándonos acerca de las fechorías que hacían? ¿intimidarnos?, ¿Porqué suben a mostrarnos los chuzos, tatuajes que tienen en su piel?¿intimidarnos?
Por otro lado tenemos a las madres que suben con sus bebes. Sé que tratan de vender, pero a veces me da la impresión que el bebe es parte de la decoración porque nunca se dan cuenta que el bebe se da de cabezazos contra todo, porque ellas están muy preocupadas en vender. Madres de familias no usen a sus bebes para fines lucrativos.
Y en general, (incluyendo a los que cantan) no entiendo porque si ven que alguien esta hablando por celular, se esmeran en alzar más su voz y hacer imposible una comunicación vía celular con alguien. ¿Porqué alzan más la voz cuando uno habla por celular?
Por ultimo, no nos pongan mala cara, ni nos maldigan cuando les decimos que no tenemos. Sean conscientes de que también han subido miles antes de ustedes diciéndonos que 10,20,30,40,50 centavos no nos hacen ricos ni pobres. La mayoría de gente tiene buena voluntad pero entiendan que no somos Mac Pato, ni Bill Gates, para ayudar a cada uno de ustedes. No nos insistan, si les decimos que no tenemos, debe ser que de verdad no tenemos. No es tampoco nuestra obligación, sean más comprensivos y no nos lancen miradas de “muérete tacaño de m...”
Ah me olvidaba, si van a vender háganlo por lo menos con una sonrisa en la cara, se que debe ser difícil después de una larga jornada, pero creo que con una sonrisa daría mas gusto comprar.

Oficina combi


ENCANTOS Y DESENCANTOS DE CHAMBEAR MIENTRAS TE TRANSPORTAN
Para algunos, la combi es una rara forma de extensión del sueño. O sea, duermo cinco horas en casa y una más en la combi. Así me organizo yo pues oye (porque yo me organizo, ah). Lindo, ¿no? Limenean way of life. Pero también están los que no parpadean, los que no pueden perder el tiempo, los que ayer leyeron por décima vez a Miguel Ángel Cornejo antes de dormir y hoy quieren conquistar el mundo, o intentarlo, o decir que lo intentaron, y saben que en este arenal de Dios perder un segundo es perder un granito-oportunidad. Hoy es tu día y debes sacarle provecho: sube al vehículo, camina haciendo el un-dos-tres un-dos-tres que bien conoces para no mancharte los lustradísimos zapatos. Y a vencer se dijo. No pienses lo contrario.
Estos chicos-vigor llevan traje y corbata, un maletín gordo de mano y teléfono celular. Y han asumido que la combi no es una extensión del sueño, sino más bien un preludio de la oficina. Hay algunos que vivimos a otro ritmo, dice el workahólico comercial de Nextel. Y el primer nextelazo —¡pri-pri!— introduce en la atmósfera matutina de la combi intrusas órdenes de compra, puteadas a subalternos, apuradas enmiendas, instrucciones a la secre, y toda clase encargos urgentes que no pueden esperar ni un segundo, un toque, no cuelgues, cóbrate broder, sí, sí, aquí estoy, te escucho te escucho.
La combi es un espacio sin claras delimitaciones. Un lugar para el odio y para el amor, para la violencia y la solidaridad, para el miedo y la nostalgia, para dormir y chambear. Si los ejecutivos que controlan el planeta pueden pulir las (frías) hojas excel de sus laptops dulcemente encaramados en aviones de primera clase, ¿por qué no abrir la agenda todo terreno sobre el maletín —los apretujados muslos como soporte— e ir avanzando sobre ruedas? ¿No dijo un poeta que se hace camino al andar? Si la combi te condena a un suplicio de noventa y cinco minutos, ¿no es mejor tratar de sacarle el jugo —el jugo de smog— y serle útil a la sociedad en vez de hacer del viaje un paréntesis bobo? Recuerda: el día útil tiene 17 horas. 17 mil granitos de arena que ahora mismo están cayendo. Saca el lapicero. Ve apuntando cosas importantes para la chamba. La práctica te permitirá no perder el pulso a pesar de los baches. La luz roja no es una luz roja: es el momento de mayor productividad. Lee tus separatas de capacitación, esos powerpoints impresos con caritas para digerirlos mejor. Repásalos. Capacítate. Róbale tiempo al tiempo. Mientras tú viajas en la combi otro afila el serrucho que acabará contigo si no te pones, ahorita, las rayovac.
Pero claro, yo opino igual que muchos de ustedes: la combi está hecha para viajar, pensar en uno mismo, mañosearse, mecharse. Pero... ¿para trabajar? Por Dios, te queda todo el fuckin día para trabajar. ¿Es necesario que me claves en la cara la antena de tu celular, perdón cholo, y que grites como un orate que el pedido de Ramírez no llegará a tiempo? ¿Qué terrible confusión en las relaciones humanas hace que al hablar por teléfono de cosas de chamba te sientas con derecho de vociferar 3.2 veces más alto que cuando hablas, por ejemplo, con tu mamá? ¿Es que no puedes estar quieto?
La adicción al trabajo es un problema que afecta a países desarrollados pero sobre todo a países pobres que se juran en bonanza (como el nuestro) y la combi se presta para empeorar las cosas. No hay que olvidar que muchos choferes de combi trabajan demasiado porque, entre otras cosas, no quieren volver a casa. Ganar más efectivo, esa es la consigna, porque el afectivo… ¡al carajo con el afectivo! El resultado es una atmósfera de estrés que puede ser insoportable: prueben viajar en una combi con más de tres nextels en sincronizada orquesta y les aseguro que odiarán en cuestión de segundos a la especie humana, y esa estúpida compulsión suya de llegar antes, lo más rápido posible, aunque en el camino te conviertas en trocitos, bien lejos de ese omnívoro sujeto que alucinaste ser.

Mañana Maldita Escuela de Combis ''Sarita Colonia''

Viaje en combi


El desastroso y pestilente estado de la mayoría de las combis que utiliza la población para transportarse, puede tener perniciosas consecuencias.


Se ha propagado el rumor
de un deceso muy sentido:
a causa del mal olor
que, por haberse dormido,
un pasajero de combi
pareciera haber sufrido,
se quedó el pobre tan zombi
que, asfixiado, ha fallecido.

Y dicen que el propietario
se ha fugado, temeroso,
ya que el viejo dinosaurio
de lata, todo seboso,
no había sido lavado
en veinte años, qué rastrero,
por eso murió pegado
al asiento, el pasajero.

Muy poco antes de morir
parece que despertó
y aunque quiso, el zombi, huir,
él nunca se despegó.
Si en combi usted viaja a diario
viene a ser muy oportuno,
que se siente sobre un diario
pero no en Perú.21.

Fuente: Nicolás Yerovi
Peru21

10 cosas que odio de ti (combis)




1) Por que los conductores se juran Vin Diesel de Rápidos y Furiosos, solo que en versión lorcha manejando sus destartalados carros como si fueran Schumager, creyendo que son los dueños de las pistas. Peor aún si están haciendo carreritas, o como dicen los dateros, "tan' en correteo".

2) Por que los pasajeros se esmeran en respirar y oler aires ajenos. Verano o invierno, los pasajeros tienen la manía de cerrar todas las ventanas, sin importar que apeste a mil demonios, que estas se empañen, que huela a pollo a la brasa, o sentir el olor de la respiración de otra persona ( no hay cosa más insoportable que eso), que al cobrador le huela mal la boca, o alguien tenga un terrible olor a cebolla.

3) Porque dejan subir a mil personas para vender chicle, caramelos, llaveros, lapiceros, Centro Victoria, los que salen de la cárcel, niños cantando (la mayoría te da un dolor de oído), choros, etc.

4) Porque las combis son el único lugar donde los precios cambian de un día para otro, de una hora a otra, o si al cobrador se le ocurre que así sea.

5) Porque el pasaje universitario dejo de existir hace mucho, y con las justas aceptan a escolares.

6) Porque te hacen llorar los oídos cuando ponen música a todo volumen, sea reggaeton, salsa, y a veces el vomitivo techno.

7) Porque nunca hacen caso al “paradero baja” siempre te dejan antes o después, nunca en el que pides.

8) Porque en un carro donde entran 14 personas hacen que entren más de 30, y uno tiene que jugar a la persona elástica para pasar entre la masa de gente apachurrada que hay entre el lugar donde estas parado(a) a la puerta, siempre recibiendo de pasada un pisotazo, codazo, manazo, o algo por el estilo.


9) Porque nunca se sabe cuando van a arrancar. Siempre arrancan antes que te termines de subir al carro, o antes que termines de bajarlo.

10) Porque nunca hacen respetar el asiento reservado.

Oda al cobrador

A ellos que aguantan todo por el pan en su mesa.

Es difícil tratar de entender a estos personajes. Digo personajes, porque son desde insoportables hasta graciosos, y tienen una forma muy particular al hablar que creo que si Martha Hildebrandt se topara con uno de ellos moriría de un infarto.

Así son, insoportables, altaneros, graciosos, y muy criollos sobre todo. Los cobradores del Perú señores, a los que no se les escapa nada, los que te inventan miles de excusas con tal de fundamentar la subida del pasaje, y los que te ponen miles de trabas con tal de combatir con el pasaje medio.

A veces me da la impresión que provienen de un planeta totalmente distinto con sus propios dialectos. Van desde las palabras claves que hablan entre ellos y el datero que nadie entiende hasta la forma de pronunciar cada palabra. Después de subirme a tantas combis logré detectar que algunos cortan las palabras, por ejemplo si piden: pasajes, esa palabra llega a nuestros oídos como: “shajes” , incluso algunos agregando la “sh” en cada palabra. Otro ejemplo, es cuando dicen paguen con sencillo es traducido a: paguen con “cío”, paguen con “cío”. Podría pasarme todo el día dando ejemplos de estos casos, pero lo dejaré para otra oportunidad.

Estos seres, que la mayoría del día paran más sucios que limpios, y que algunos emiten peores olores que otros tienen algo en particular hoy en día: la salsa y el reggaetón. Cobradores podemos encontrar en la mayoría de casos del género masculino, sus edades oscilan desde los 18 aproximadamente hasta algunos más de 50. Este grupo se dividen en dos, los salseros y reggaetoneros. Los que escuchan salsa son los que se la pasan cantando con mucha pasión “por la esquina del viejo barrio lo vi pasar...lentes oscuros pa´que no sepan que está mirando”. Sabemos que los que escuchan reggaeton son los más jóvenes. Se pueden identificar porque al escuchar ciertas canciones como “pam, pam pa´ las mujeres” o “Dame con-con dame tacto-tacto” podemos ver de pronto como sus cuerpos empiezan a bailar eléctricamente.

Encontré en mi recorrido al sector de malcriados, aquellos personajes que están acostumbrados a escuchar cosas como, “¿oye tu no tienes madre desgraciado?” , o “porque no te vas a la .... de tu madre”, (me pregunto cuantas veces al día estarán mencionadas las pobres madres de estos hombres). Otra frase que suelen escuchar mucho es “oye tu tas bien pend...” y es que hay que reconocer que algunos se pasan de eso y demasiado. Sin embargo, ellos se han vuelto inmunes a los insultos, no les afecta nada, ya están curtidos, tanto así que ahora cuando alguien los insulta, ríen más no se molestan. Ya no les queda de otra, ya todo se les ha dicho.

No quería olvidarme de tocar el tema de las heroínas, las cobradoras mujeres. Ellas que siempre son comparadas con las féminas policías que no se dejan coimear, en este caso estas mujeres no se dejan regatear por nada ni nadie. Para ellas no existe el famoso “china a la esquina” ellas son menos piadosas que los hombres. Cabe mencionar que son igual de aguerridas que ellos.

Por último quiero mencionar la contra parte de esta historia. Estos personajes serán (en algunos casos o gran parte de ellos) unos salvajes, malcriados, altaneros, criollos y todo lo que quieran pero también tienen familias a quien alimentar. La gran diferencia es que ellos lo hacen soportando una gran cantidad de insultos y malos tratos siempre con la cabeza en alto.

Un momento de reflexión

Queremos tomarnos un momento para pensar en lo que ha estado pasando en nuestro país en estas semanas. Nos referimos al tema del abuso que sufren los escolares en el transporte público. Pero queremos ir más allá y reflexionar sobre los más de cinco niños que han fallecido a causa de la negligencia de las combis en el país.
Pedimos a los escolares que nos leen, cobradores y choferes, que por favor traten de pensar primero en la seguridad. Somos consientes (ya que muchas veces nos han dicho “tengo que llevar un pan a mi mesa ¡PE!”) que a veces la necesidad lleva a pensar solo en la plata y por ahí los enceguece. Pero plata VS vida humana…
La consternación que sentimos, es que simplemente todo tiene que parar. No podemos seguir viviendo en una anarquía como esta, en la que los escolares mueren porque suben: apretados, agarrados unos de otros, a veces les cierran las puertas y ni siquiera han subido bien. Pero el chofer está en “correteo” y solo quiere ir lo más rápido posible.
Así que por favor no subamos a combis que están reventando, las noticias de esta semana han sido, nada menos que nefastas. Reflexionemos sobre esto, ya que si comenzamos por cuidar nuestra vida es un gran paso.

Viajando en combi

Suave que se choca...

Disculpa, lo que estas sintiendo no es mi celular.

Hoy estoy en mi habitual ruta hacia Benavides. Es de noche y como de costumbre estoy yendo parado, apretado, diría yo casi, casi saliéndome por la ventana. Pero no importa lo único que quiero es llegar a mi destino, bajar y tomar un poco de aire fresco, ya que: ¡TODAS LAS VENTANAS ESTAN CERRADAS! (en que está pensando la gente para no abrir las ventanas  >___<).

De repente veo como un hombre de aproximadamente unos 32 años se agencia para ponerse exactamente detrás de una señorita –lo cual parece incomodar a la joven-, me quedo viendo con mucha atención para esperar el momento en el que, como es habitual, la chica dará media vuelta y dirá: ¡OYE ENFERMO, PUEDES DEJAR DE FROTARTE CONMIGO!,  pero pasa el tiempo y no pasa nada. Comienzo a desilusionarme, pero de repente ¡JUACATE!, la chica voltea y no le dice nada,  prefiere meterle la típica cachetada de telenovela con ida y vuelta.

A mí este hecho, me causa entre risa y un poco de repulsión: risa el cachetadón y repulsión el “enfermo de combi”.  Luego de un momento el mañoson se baja de la combi y la chica puede tomar asiento. Las cosas se tranquilizan un poco y todo vuelve a la rutina de sobrevivir en la jungla (me refiero a aguantar la batalla de los empujes que se lleva en las combis).

Al notar que me estoy acercando a mi destino procedo a acercarme a la puerta –anticipándome al habitual AVANCHE A LA PUERTA PE BARRIO- . Una vez en la puerta, sube una señorita. Trato de darle espacio, lo cual es un poco difícil. Ella por otra parte prácticamente se estaciona en reversa pegada a mí. Parece que la chica está tratando de coquetearme de alguna forma extraña, porque me empuja con su parte trasera de una manera tan enérgica, que lo único que me queda hacer es moverme (ya que para serles sincero, parecía por poco que estábamos haciendo algo medio erótico). Entonces me muevo, no pasa nada por unos segundos, hasta que, ella se acerca nuevamente a mí y comienza otra vez su “ritual de cortejo”, (a lo cual yo me rio). Trato de establecer contacto visual, porque ya estaba incomodándome el morbo con el que se frotaba contra mí. Logro el contacto visual tan anhelado para decirle algo como: disculpa, podrías dejar de frotarte ¡TAN ENERGICAMENTE CONMIGO!, pero la frase célebre que le diré marcará un hito en mi vida, le digo: Disculpa, lo que estas sintiendo no es mi celular =P, a lo que ella estalla en risa y yo zafó entre risas y completamente arrochado (o arrechado :$).

Entrevista a un pasajero:

Aquí me encuentro con un fiel amigo de la infancia, que en esta ocasi

ón me va a ayudar con lo que es mi blog. Digamos que va a responder a algunas preguntas que le iré formulando y desde su punto de vista veremos qué es lo que siente y piensa sobre este medio de trasporte.

Jajaja (risas de entrevistado) me gusta tu floro de entrada.

Bueno, para comenzar y que todos te conozcan. Tú eres…

Soy Martin De La Torre y tengo 19 años.

A qué te dedicas.

Soy universitario. Estudio en la universidad de San Martin en la facultad de ingeniería.

Para ir entrando en el tema. ¿Qué medio de trasporte utilizas? Combi… Bus… en que sueles viajar más.

A bueno, como yo estudio en la Molina. El medio que uso es un bus, normalmente, y de vez en cuando las combis. Que son chiquitas ¿no?

Cuál es la situación más incomoda que hayas vivido en una combi.

Bueno, total incomodidad se siente cuando… cuando hay personas que tienen tal falta de moral, que emiten ciertos olores que no son… muy… muy. Como se podría decir. Muy agradables para las personas ¿no? Y bueno esa sería una de las situaciones. Otra seria la, la exorbitante cantidad de… de comerciantes y personas que… según dicen ellos no tiene trabajo y… suben a vender caramelos y mil cosas.

Ya que estamos hablando de lo incomodo que es viajar en las combis o buses en general. ¿Qué te parece la reacción de los cobradores cuando te vienen a pedir el pasaje?

Bueno este… hay de todo ¿no? Algunos son amables, otros son, totalmente ignorantes y no saben tratar a las personas.

Y sobre el asiento reservado, ¿Piensas que aquí se respeta?

Bueno. Los asientos reservados. Bueno, en los buses donde conducen... donde el cobrador y el chofer son, más o menos, señores de edad. Por… por lo mismo que suben las abuelitas y todo eso si les reservan. Pero a los más jóvenes, ¡ya! No les importa mucho. Se arrancan no más. No exigen que, que le den el asiento reservado.

Y en las combis que paso lo mismo, o crees que hay una diferencia notable.

No, en las combis si ya es… es totalmente brutal. En los buses si… si hay un poquito más de orden, más… más… más comodidad para el usuario ¿no?

En la relación, policía de tránsito-chofer, ¿Cuál crees que? O mejor dicho ¿Cómo se basa su relación?

Básicamente, en la forma de… de cómo sea el chofer ¿no? Si es una persona que no tiene… que no tiene tantos principios, le ofrecerá una coima. Pero sino este… si aceptara su error, como poquísimos lo hacen, tendrá que atenerse a la multa.

Siempre se dice que viajar en la combi es de lo peor, pero yo opino que de vez en cuando es bueno, porque te libera, puedes escuchar música mientras “haces hora” o leer, o per el simple hecho de hueviar. Tú qué opinas. Algo bueno, algo que puedas rescatar.

Bueno… este. En los buses más que nada ¿no? Ahora últimamente hay buses más modernos y todo eso y… y… de verdad placer en algunos ir y subir, y sentarte. Abrir la ventana, leer un periódico, un libro. Y bueno, que no pongan… este… música con tanto volumen. No importa que sea cumbia ¿no? ¡Pero que no lo pongan tan alto pues!

Y lo malo. Lo peor que pueda tener este medio de trasporte.

La seguridad y la falta de respeto que hay para con los usuarios.

Ahora que estás hablando de seguridad, o mejor dicho, que dijiste lo de seguridad. ¿Alguna vez te han robado en una combi?

No, afortunadamente nunca. Nunca, nunca hasta ahora

Y alguna vez has visto que a alguien le hayan robado.

Si claro. A altas horas de la noche… cuando vuelven de una sitio que sea algo movido, peligroso. Este, fuera y dentro he visto. Y... y que se puede hacer. Si tú reaccionas se van contra ti. Y aparte que no roban de uno, roban de dos o de tres.

Para ti cual es la peor hora para viajar.

Yo creo que en la mañana ¿no? Las horas punta ¿no? Cuarto para las ocho. Cuando tienes que llegar exacto, exacto a clases… y ya es un caos ya. Tienes que hacer lo imposible. Hasta irte caminando ¿no? O tomar un taxi.

Tu. Como todo un universitario. ¿Crees que se respeta el medio pasaje?

Buen, hasta ahorita, si. La mayoría, si tú no te haces respetar, te van a cobrar un sol. Pero si tu le dices cuanto te tiene que cobrar en realidad, te cobra lo que debe ser. Le enseñas el carnet. Si, si se respeta.

Y ya bueno, como para ir terminando. En pocas palabras. ¿Cómo defines el medio de trasporte en lima?

Aparte de caótico, inseguro y… hablando en temas generales ¿no? Inseguro y… más que nada. La falta de seguridad que se ve a diario ¿no? Gracias

Gracias a ti.

Un buen día, en la combi.

Recuerdo que ese día fue muy malo. Discutí con mi mamá, con mi novio y por si fuera poco llegue tarde al trabajo. Me tuve que aguantar una buena amonestación. Era de esos días en los que te levantas con el pie izquierdo y todo te va mal.

Al fin, faltaban 3 minutos para que pueda largarme a mi casa y terminar con este trabajo tan aburrido en el que estaba. Segundo a segundo me torturaba yo misma y esos segundos se hacían cada vez más lentos. ¡Cinco en punto! Patitas para que te quiero. Me fui corriendo de ese lugar.

Caminando por las calles del Centro de Lima, en dirección a la Avenida Tacna. En eso un globazo me cae en la espalda. Genial, había olvidado que estábamos en carnavales y que agarraban de punto siempre a las mujeres. Volteé pero no vi al inepto que lo hizo, de  haberlo visto lo hubiese aniquilado en el momento. Camine con mi espalda empapada y mi cara convertida en ogro. La gente miraba y se reía. Sabían lo que había pasado, pero de una forma u otra les terminaba causando gracia. ¡Ja,  ja que gracioso!

Cuando llegue al paradero sólo quería subirme a la combi de una vez. Felizmente llegó rápido. Entré y recuerdo que pensé: Que comience la función en estas cuatro llantas del terror.

Extrañamente encontré un asiento libre a esa hora. Qué suerte la mía. Después de todo necesitaba uno urgentemente porque me esperaba un viaje de 1 hora y media aproximadamente.

Por inercia, busqué mis audífonos. Cuando me percaté de un dato muy curioso, la combi tenía como música de fondo una de mis radios favoritas: Oxigeno. Se escuchaba la voz de esa cantante que usaba conos como sostén, “like a virgin heyyy, touch for the very first time...”

Veo que se me acercaba ese hombre, que como muchos otros igual que él, discutían y se quejaban día a día de ellos y su manera de trabajar. No, no son los padres de nuestra patria, ni los que calientan el asiento en el congreso, sino los cobradores. - Señorita disculpe, pasajes por favor- Me dejó atónita cuando escuché la palabra mágica que parecen no conocer la mayoría de estos. Saqué 1.40, y me preguntó, la pregunta que todos odian escuchar - ¿A dónde va señorita?- Yo obviamente exasperada por esa preguntita le dije: Voy al Jockey, ¿no me pedirás que te pague más supongo? Me miró y con una sonrisa casi tierna me devolvió 20 céntimos.

Después de ese incidente decidí buscar algún defecto a esa combi que me parecía muy buena para ser verdad. No encontré ninguno. El conductor manejaba como chofer de bus escolar, el cobrador ni conductor tenían complejo de llamas, nadie arrojaba basura a la calle. Nadie olía mal y nadie entró con las “manos vacías” a ofrecernos algo.

Llegué al Jockey pensando que de repente existe un rayito de esperanza para nosotros. AVISO A LA COMUNIDAD: SÍ ALGUIEN HA VIAJADO EN UNA COMBI PARECIDA A ESTA, O EN ESTA MISMA, HÁGANMELO SABER, ASÍ PUEDO CREER QUE ESE DÍA NO VIAJE EN UNA COMBI QUE PERTENECE A UN UNIVERSO PARALELO O ALGO PARECIDO. 

¡Alitas pa’ que te quiero!

Estaba preparándome para ir al trabajo. Cartera en mano, y un poco de perfume antes de salir. Tenía un largo camino por recorrer en esa combi que me iba a llevar. Espero llegar sana y salva a mi trabajo. Como todas las mañanas, Salí de mi casa toda aseada y perfumada. Espere en el paradero y después de un momento la vi. Ese vehículo que me lleva todos los días religiosamente a mi trabajo. Entre. Y para varear, estaba repleta. Se sentía el denso aire que invadía de extremo a extremo la combi. Un chico muy caballero pero no buen mozo, me cedió su asiento.
En eso, un fétido olor a cebolla me dio de cachetadas. Cómo era posible semejante hedor a esas horas de la mañana. Es que la persona que olía de esa forma habría corrido una maratón de 30 kilómetros antes de entrar para atormentarnos con su mal olor. Abrí la ventana de par en par. Y cuando el olor ya empezaba a disiparse una ancianita me pidió que por favor cierre le ventana. Yo me quería morir ¿Es que esa ancianita estaba ya muy viejita como para no oler semejante olor?
¡Esquina bajo! Dijo la persona que se sentaba a mi costado, y tan pronto se paró. Un joven gordo, mal vestido y medio cholon, se sentó a mi lado. Cuando pensé que las cosas no podían ir peor, ese horrendo olor me invadió de nuevo, retumbo en mi cabeza y me provocó arcadas. La fuente de donde provenía ese olor estaba sentado justo a mi lado. Me sentía encerrada, no podía abrir la ventana y ese olor a cebolla intensa, casi, casi me hacían lagrimar mis ojos.
Un “ajj, que asco” se me escapó, no pude contenerme, la pestilencia me invadía y yo sólo quería salir de ahí o cambiarme de sitio. Por si fuera poco, la combi estaba tan llena que parecíamos sardinas enlatadas, faltaba media hora para que llegue a mi trabajo, y no podía salir. Estaba aprisionada por cebollitas. Pero al fin pude abrir la ventana cuando le pedí, amablemente al joven, que abriera la ventana. Para esto la ancianita ya se había ido. Y no había nadie que se quejaba por el frio.
La avenida estaba cerca, y en la esquina me bajaba. Los últimos minutos fueron los peores, porque el tipo que estaba a mi costado, solo por joder, cerró la ventana, y no sé si fue adrede, pero justo en la recta final de la avenida, aquel tipo que olía a cebollas, soltó semejante flatulencia que me hizo revolcar en mi asiento. No aguante mas, Salí dispara de aquella combi y me tire sin que esta estuviera se detuviera.

Respire aire fresco. Al fin libre. Mire atrás, y maldije aquel medio de trasporte. Todo ya había acabado.

Ahora, cuéntanos tu versión de “alitas pa’ que te quiero”.

La foto de la semana

"Jhanpool"
Los infaltables ¡nombres!

¡Este no es paradero ñorita!

Estaba apurada por llegar a clases, paré una combi y el cobrador con una voz aguardientosa, me dijo una frase típica al momento que cualquier ciudadano sube a una combi: Al fondo hay sitio ñorita. Una vez dentro y contra el tiempo, me di cuenta de la tremenda falacia. No importaba. Avance, avance señorita atrás hay sitio, me apuraba ese hombre tan bajito con pelo trinchudo. Hasta que al fin me senté, ya me sentía como en el tagada con las maniobras que el chofer tan experimentado hacia como la del trencito (arranca y frena).

Sin pensarlo dos veces busqué mi celular y mis audífonos y me desconecte del mundo en el que estaba, -No estaba con muchas ganas de escuchar perreo a todo volumen-. Después de un rato una señora grande y robusta se sentó al costado.
Empezó a conversarme, yo lo único que quería era seguir escuchando mis canciones, pero por respeto me quité los audífonos. Felizmente se quedó dormida, pude seguir escuchando música, relajándome y olvidándome de los gritos del cobrador, los gritos de la gente al cobrador, y a Dj Warner cantando "contra el muro".

La señora se despertó y me preguntó en donde estábamos, le respondí y se paró más rápido de lo que se sentó. Me quite los audífonos (de nuevo), porque la escena que veía era muy hilarante. La robusta mujer estaba gritando a toda voz al bajito y trinchudo cobrador. ¡Me bajo acá carajo! Por otro lado el cobrador hacia caso omiso a la voz chillona que gritaba en su oído. Solo le repetía que no era paradero, y que la próxima parada estaba a 3 cuadras más allá. Pobre cobrador.

Bajo en Ingenieros, dije dos cuadras antes y me pare haciendo equilibrio, entre mis tacos y los frenazos del conductor. ¿Pobre cobrador…? ¡El me dejo dos cuadras después y para colmo me dijo que avisara con tiempo! ¿Con cuánto tiempo más quería que le avise? ¡Estuve avisando dos cuadras antes! Por si fuera poco al momento de bajar con la sangre hecha lodo y después de cantarle sus vidas (cobrador y chofer) me despidió con un asqueroso ¡chau muñeca!

¡Al fondo hay sitio!

¿Nunca te ha pasado que cuando subes al micro esta vacio, pero en cuestion de minutos se llena? Pues esta es mi historia.

Sube, sube. Me dijo el cobrador, y yo, como oveja que lleva el pastor, obedecí.

Todo iba bien. No hacia calor, tenia espacio, y aunque estaba parado, me sentía cómodo. ¡Todo Javier Prado, Arequipa, Vía expresa, Magdalena! Gritaba aquel tipo de camisa holgada y pantalón suelto. Poco a poco el carro se iba llenando. La situación se tornaba incomoda, y yo, cada ves más, me iba sintiendo como atún de conserva. El calor ahí dentro era insoportable, y como si fuera poco, luchaba por mantener el equilibrio.

Llevaba conmigo mi morral, colgado al hombro, con la mano derecha me sujetaba del barandal y agarraba el periódico, y con la izquierda sostenía los libros que tenia que estudiar.
Me incline un poco para ver en donde me encontraba, y me percate que ni siquiera habíamos pasado el Puente Quiñónez. Mi destino era la cuadra veinticinco de Salaverry, y haciendo un rápido cálculo del tiempo suponía que me quedaba, aun, treinta o cuarenta minutos de viaje.

Eran las siete y quince y el sol todavía no estaba en su máximo esplendor. Allí afuera hacia frío, pero aquí dentro estaba más caliente que el maldito infierno. El aire era pesado, caldeado. Las ventanas estaban empañadas y nadie era capaz de abrirlas para que entrara un poco de aire fresco.

Cuando por fin tuve la oportunidad de sentarme, le brinde el asiento a la chica que estaba a mi costado. Pobre, estaba peor que yo, haciendo malabares y soportando los toqueteos de los hombres que pasaban por su costado para bajar o subir del carro. No buscaba hacerle el habla, así que solo le dije. Siéntate, yo estoy mas cómodo así. ¡Mentira! Yo también luchaba por no caerme, pero como todo hombre, podía aguantar un poco más.

Como es la vida ¿No? Cuando uno piensa que las cosas ya no pueden empeorar, ¡Empeoran!. Un viejo regordete subió al carro empujando a medio mundo para poder entrar, Se puso detrás de mí, dándome la espalda. Su enorme ser me empujaba hacia delante, incomodando a la pobre chica que trataba de estudiar. A ver. Pague con sencillo por favor. Dijo el cobrador. Pasaje, pasaje, pasaje. Grito, dirigiéndose a mí. Como si no lo fuese a escuchar. No ves que no puedo ni moverme y quieres que te pague justo ahora. Le dije. No pe’ choche. No pienses que no vas a pagar pe'. Después se hace el tercio y no paga. Así son ustedes los limeños pe', vivos se creen. Me respondió con cierta cacha. Oye, no jodas quieres. Después te pago, y doble si quieres. El tipo me miró con cara de pocos amigos y como serpiente que se escabulle en la maleza, desapareció.

Baja Salaverry. Dijo una señora con voz chillona, dándome cuenta que por fin había llegado a mi destino. Trate de salir sin incomodar a nadie, pero era una misión imposible, me abrí paso a empujones. Cuando llegue a la puerta, aquel tipo con el que hace un rato había discutido, agitaba las monedas que tenía en la mano de manera frenética. Me quedo mirando fijamente. No me dijo nada. Me baje, y cuando ya había cruzado la pista, recordé que no le había pagado.
Al final, me tenía que pasar algo bueno. Aunque ya estaba llegando tarde a clases.


Este es el momento que nos cuentes tu version de “Al fondo hay sitio”, vamos, no seas timido.

Mi primera vez

¿Aun recuerdas la primera vez que te subiste a una combi? Pues de eso trata nuestra primera publicación, recordar ese momento casi funesto, cuando subimos a una de ellas.

Recuerdo mi primera vez. Fue divertido. Estaba con un amigo que había llegado de Francia, Yo nunca habia subido a una combi, y él tampoco.
Tuvimos preguntas que surgieron casi de manera instantánea. ¿Qué está hablando ese señor que está pegado a la puerta? ¿Por qué cuando subimos nos grito? ¡RAPIDO, AVANZA AVANZA! ¿Cuánto debíamos pagar? Y como saber donde debíamos sentarnos... Todas estas preguntas llegaron a nosotros como un aluvión.
Luego, después de conseguir sitio, teníamos que descubrir cuanto debíamos pagar, y comenzar a entender el idioma que usaba el cobrador. Empezamos a disfrutar del viaje y ver cosas que nunca habíamos visto.

Estábamos tranquilos cuando de repente subió un señor que dijo: Acabo de salir de la prisión y solo quiero tu colaboración. Nos miramos de manera casi instantánea y dijimos ¡nos cagamos! Nos van a robar. Mientras ideábamos un plan de escape, el señor término su historia sobre su tiempo en prisión, dijo algo que marcaria nuestra idea sobre lo sucedido: “Apóyame barrio, cómprame mi turroncito”.
Sacamos la plata. Mejor darle un sol a quedarnos sin nada. Y fuera de todo esto, el turrón estaba ¡rico!

Este es el momento que nos cuentes “tu primera vez”.